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10ª sinfonía de Beethoven: cómo un equipo de musicólogos e informáticos completó la obra inconclusa del gran compositor

Cuando Ludwig van Beethoven murió en 1827, ya habían pasado tres años desde que completara su novena sinfonía, la que muchos consideran su obra maestra.

Y había comenzado a trabajar en su décima sinfonía pero, debido al deterioro de su salud, no pudo avanzar mucho: lo único que dejó fueron algunos bocetos musicales.

Desde entonces, los musicólogos y amantes de Beethoven se han preguntado y lamentado por lo que podría haber sido. Sus notas daban indicio de una magnífica recompensa, aunque una que parecía eternamente fuera de su alcance.

Ahora, gracias al trabajo de un equipo de historiadores de la música, musicólogos, compositores e informáticos, la visión de Beethoven cobrará vida.

Presidí la parte de inteligencia artificial (IA) del proyecto, liderando un grupo de científicos en la startup Playform IA, que le enseñó a una máquina tanto la obra completa de Beethoven como su proceso creativo.

Intentos anteriores

Alrededor de 1817, la Sociedad de la Filarmónica Real de Londres le encargó a Beethoven que escribiera sus sinfonías novena y décima.

Escritas para una orquesta, las sinfonías suelen contener cuatro movimientos: el primero se ejecuta a un tempo rápido, el segundo a uno más lento, el tercero a un tempo medio o rápido y el último a un tempo rápido.

Beethoven completó su novena sinfonía en 1824, que concluye con la «Oda a la alegría».

Pero en lo que respecta a la décima sinfonía, Beethoven no dejó mucho material, aparte de algunas notas musicales y un puñado de ideas que había anotado.

Ha habido algunos intentos anteriores de reconstruir partes de la décima sinfonía de Beethoven. El más famoso, en 1988, fue el del musicólogo Barry Cooper, quien se aventuró a completar el primero y el segundo movimientos.

Entrelazó 250 compases de música a partir de los bocetos para crear lo que, en su opinión, fue una producción del primer movimiento fiel a la visión de Beethoven.

Sin embargo, la escasez de bocetos de Beethoven hizo imposible que los expertos en sinfonías fueran más allá de ese primer movimiento.

El equipo

A principios de 2019, Matthias Röder, director del Instituto Karajan, una organización en Salzburgo (Austria) que promueve la tecnología musical, se puso en contacto conmigo.

Me explicó que estaba formando un equipo para completar la décima sinfonía de Beethoven en celebración del 250 cumpleaños del compositor.

Consciente de mi trabajo sobre arte generado por inteligencia artificial, quería saber si la IA podría ayudar a llenar los espacios en blanco que dejó Beethoven.

El desafío era brumador. Para lograrlo, habría que hacer algo que nunca antes se había hecho. Pero dije que lo intentaría.

Röder luego conformó un equipo que incluía al compositor austríaco Walter Werzowa.

Famoso por escribir el característico jingle de Intel, Werzowa se dedicó a armar un nuevo tipo de composición que integraría lo que Beethoven dejó con lo que generaría la IA.

Mark Gotham, un experto en música computacional, dirigió el esfuerzo de transcribir los bocetos de Beethoven y procesar todo su trabajo para que la IA pudiera entrenarse adecuadamente.

El equipo también incluyó a Robert Levin, un musicólogo de la Universidad de Harvard que también es un pianista increíble.

Levin había terminado previamente una serie de obras incompletas del siglo XVIII de Mozart y Johann Sebastian Bach.

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