abril 25, 2024

Anas Aremeyaw Anas, el intrépido periodista africano que saca a la luz graves delitos y oculta su rostro

Ha ganado varios premios por su periodismo que busca llamar la atención sobre los grandes problemas que afectan al continente africano, desde la corrupción y el crimen organizado hasta el tráfico sexual.

Anas Aremeyaw Anas es un abogado de Ghana que se convirtió en reportero de investigación y presenta ocasionalmente el programa Africa Eye de la BBC.

Aunque su trabajo es bien conocido en todo África, casi nadie sabe cómo es, porque siempre aparece en público con una cortina de abalorios cubriéndole la cara.

«Me cubro la cara principalmente por razones de seguridad», le cuenta Anas a la BBC. «Y porque la gente mala siempre está al acecho y siempre está tratando de llegar a la gente como nosotros».

«Hay gente que obviamente no está contenta con lo que hacemos y eso por supuesto viene seguido de amenazas, amenazas de muerte».

El velo de abalarios con que se cubre el rostro también lo ha hecho muy famoso y reconocible.

«Quería elegir una identidad que fuera representativa del continente africano y los abalorios resultan familiares en la mayoría de los países africanos y hablan de las tradiciones de África», señala.

Métodos peligrosos y controvertidos

En sus casi 20 años trabajando encubierto, Anas ha expuesto a trabajadores de salud que venden medicinas falsas para tratar la covid-19, a jueces que aceptan sobornos a cambio de un veredicto de no culpabilidad; altos funcionarios de fútbol que arreglan partidos; redes de tráfico sexual y operaciones para extraer órganos.

Su trabajo ha dado lugar a numerosos arrestos y condenas, pero sus métodos a veces son peligrosos y controvertidos.

El año pasado Anas le contó al programa Outlook de la BBC por qué decidió hacer este trabajo.

«Nací en la milicia. Mi padre es soldado, así que al crecer en los cuarteles aprendí lecciones del juego de poderes«.

«En esa época Ghana estaba bajo un régimen militar y en los cuarteles veías a civiles inocentes que eran detenidos. A algunos se les afeitaba la cabeza sin haber cometido ningún delito. Entonces comencé a plantearme esta pregunta crítica: ¿por qué se maltrata a la gente? Y pensé que debía existir una profesión con la que se tiene la capacidad de representar a la gente oprimida y abusada», explica el periodista

Para poder llevar a cabo ese trabajo Anas decidió a principios de los 2000 organizar su propio equipo de periodismo de investigación y una agencia de detectives -Investigaciones Privadas Tiger Eye- para financiar los proyectos.

Así aprendió los trucos del trabajo encubierto.

Usando sofisticadas cámaras ocultas y una variedad de prótesis y maquillaje de efectos especiales, Anas se ha convertido en conserje de un burdel, sacerdote en una prisión tailandesa e incluso ha sido una roca en un paisaje árido.

Experiencias extraordinarias

Durante su carrera ha tenido experiencias extraordinarias, como la vez en que se convirtió en un paciente psiquiátrico para desvelar abusos en un hospital de enfermos mentales.

«Fue en un hospital que se suponía debía cuidar a gente que no es mentalmente estable. Pero el hospital era al mismo tiempo un abastecedor de cocaína, heroína, cannabis y otras drogas», cuenta Anas.

«Así que decidí ir a ese hospital para investigar abusos de derechos humanos y venta de cocaína, y todo esto pudimos documentarlo en una película que llamamos «La casa de locos», la cual ha sido una de mis mejores historias de derechos humanos «.

«Pero en una nota más ligera, cuando entré al hospital, los primeros tres días tuve que tomar los fármacos que les dan a todos los pacientes. Y fue demasiado para mi organismo. Cuando salí del hospital psiquiátrico me di cuenta de que mi cuerpo no estaba respondiendo apropiadamente. Y mi novia se dio cuenta de que algo no estaba bien».

«Cuando me puse a investigar me di cuenta de que los efectos secundarios de los fármacos que me habían dado en el hospital incluían no poder tener relaciones sexuales. Hablé con mi doctor y me dijo que esperara unas semanas. Imagínate cómo me sentí. Yo había ido para escribir una historia y no para perder estas cosas».

«Afortundamente a las dos semanas mi novia supo que todo estaba bien otra vez».

Pero ha habido otras ocasiones en que las cosas han sido mucho más serias y Anas se ha visto bajo enorme riesgo.

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