abril 25, 2024

Coronavirus en Ecuador: la mujer que vive desde hace 10 meses con las cenizas de un desconocido en su garaje

«Eso no puede ser señorita, las cenizas de mi madre están en mi casa».

A pesar de que tenía sus dudas, eso fue lo que le respondió Elsa Maldonado a la persona que la llamó en marzo del 2020 para que revisara coronavirusecuador.com, el portal oficial de Ecuador sobre la pandemia, y buscara dónde había sido sepultada su madre, Enma Aguirre.

Enma falleció el 26 de marzo del 2020 a los 86 años en el hospital Los Ceibos de Guayaquil, la primera ciudad latinoamericana arrasada por la covid-19.

Su cuerpo supuestamente fue cremado, colocado en una urna y entregado a su familia.

«Desde el primer momento tuve el presentimiento de que no era mi mamá», cuenta Elsa sobre las cenizas que recibió aquel día.

Y en la página web que le indicaron por teléfono encontró que no era solo una corazonada: el nombre de su madre constaba en la lista de enterrados en el cementerio Parque de la Paz.

Ya son, pues, más de 10 meses desde que las cenizas de alguien que no era su mamá reposan en su garaje.

Ella le reza todos los días, pero no sabe qué hacer con la urna.

La de su madre y el desconocido cuyas cenizas alberga son solo dos de los cientos de casos de víctimas de covid-19 erróneamente identificados o sin identificar en esta ciudad de 2,7 millones de habitantes, la segunda más poblada del país.

Las confusiones tuvieron lugar en cuatro hospitales, incluido aquel en el que falleció Enma, durante marzo y abril del 2020, cuando se registró el pico más alto de la pandemia en Ecuador.

Los cadáveres empezaron a acumularse en los centros de salud y en las morgues, y el gobierno tuvo que usar contenedores para almacenarlos.

Un año después de aquella etapa crítica y dolorosa, el problema sigue sin resolverse: de los 227 cuerpos sin identificación hallados en los contenedores de los hospitales, 62 siguen marcados como NN en la morgue de Guayaquil.

A esto se le suman más de 100 familias que desconocen el paradero de sus fallecidos o dudan de que sus parientes fueran sepultados allí donde señala el gobierno, y ahora piden exhumaciones.

Atención médica

Por la anemia crónica que padecía, Enma dependía de transfusiones de sangre regulares y la pandemia no iba a ser la excepción.

Elsa acudió a la Cruz Roja y a algunos hospitales, pero no consiguió las pintas de sangre que su mamá necesitaba. Así que el médico de cabecera de la familia le recomendó que la hospitalizaran.

La tarde y noche del 25 de marzo Elsa recorrió clínicas privadas, incluso frente a un hospital se arrodilló para solicitar atención, pero sus ruegos fueron en vano.

En medio de la desesperación llegó al hospital Los Ceibos, donde la ingresaron después de insistir por horas.

«Haz que me receten y me llevas a la casa», le dijo Enma antes de que su cuadro se empeorara.

Según cuenta Elsa, a su mamá la ubicaron en la misma sala donde había pacientes de covid-19.

En ese entonces los hospitales ya estaban colapsados, una situación que ya conocían las autoridades sanitarias. Y es que sostenían reuniones diarias con miembros de los equipos de contingencia de los centros de salud.

A aquellas sesiones asistieron, entre otros, Paúl Granda, expresidente del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), y Otto Sonnenholzner, exvicepresidente del Ecuador y el designado por el presidente Lenín Moreno para dirigir la atención gubernamental a la emergencia sanitaria en Guayaquil.

En una de esas juntas, los médicos plantearon a las autoridades solicitar a las clínicas privadas, mediante decreto, que abrieran sus puertas también a los pacientes con covid-19 para aliviar así la carga del sistema público, tal como le confirmó uno de los asistentes a este medio.

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