abril 25, 2024

Frenadeso dice que Minsa maquilla cifras

El presidente Laurentino Cortizo habló que comprendía que el tratamiento de keratina en los salones de bellezas demoraba más de 2 horas por lo cual se iba a ampliar el horario de salida de mujeres y hombres a partir del lunes 24 de agosto, no esgrimió ni una sola razón científica para esta medida.

Todo ello en el marco de presiones del poder empresarial para la reapertura total de las actividades económicas, en momentos en que Panamá marca de primero en positividad en el mundo con 10 semanas consecutivas arriba del 30%, y ocupando los primeros lugares también en el orbe en contagios y mortalidad por millón de habitantes. Además, con un número creciente de hospitalizados y quejas permanentes de los trabajadores de la salud a los que no se les paga sus salarios. Es decir, una reapertura en las peores condiciones, como ocurrió con el reinicio de los bloques 1 y 2 y la abrupta suspensión de la cuarentena el 1 de junio. Ya sabemos las consecuencias.

Para ello se han aprovechado de la desesperación y el hambre que le han impuesto al pueblo y, en especial, a los trabajadores, profesionales y cuentapropistas; decenas de miles de ellos con contratos suspendidos (Decreto 81) que muchos los mantendrán al menos hasta diciembre de este año gracias a las ilegales y perversas reforma impuestas al Código de Trabajo (Ley 157). El propósito siempre fue rendirlos por hambre, imponer reducción salarial (Decreto 101) y que acepten despidos masivos disfrazados de mutuos acuerdos, al no suministrarle al pueblo la ayuda necesaria, es decir, el bono de 500 mensuales, moratoria real y servicios básicos, acceso a internet y tecnología gratuitos para la educación, como planteó FRENADESO.

Gobierno, medios de comunicación y gremios empresariales detrás de la perversa campaña

La campaña de la que hablamos busca crear la sensación en la población de que estamos bien, mejorando y a punto de derrotar para siempre la COVID-19. Basta ver el absurdo video musical del Grupo “Juntos Somos Panamá” que lidera la Cámara de Comercio y otros grupos empresariales que desde el inicio de la crisis señalaron que “de que valía una población sana con una economía en bancarrota”.

A ello se añade toda una operación del MINSA para desvirtuar las cifras reales de los casos de la COVID-19 y acomodarlas a sus propósitos de mandar al pueblo al matadero, lo cual configura claramente un delito de crimen de lesa humanidad. Para ello tienen la complicidad de los grandes medios de comunicación que guardan silencio pese a la evidente manipulación y desinformación de las autoridades en sus acostumbradas ruedas de prensa.

Maquillando cifras

Ya el 17 de junio hubo una alerta del Imperial College London cuando afirmó que Panamá no tiene datos confiables de la COVID-19 por lo cual había sido excluido de algunos análisis. Desde Londres se envió una nota donde aclaraba que la exclusión se da porque no pudieron corroborar ciertos datos con el ECDC que es su fuente para el análisis. Al día siguiente, gracias a la relación de sus científicos con el Instituto Gorgas y ciertos miembros del equipo asesor del MINSA de ese entonces, entre ellos, Xavier Sáez Llorens (negociador de vacunas), intentaron retroceder en sus afirmaciones, pero la duda quedó sembrada.

Un mes después, el 17 de julio, Laurentino Cortizo afirmó:

“La República de Panamá no maquilla cifras, cuando se sale a dar una conferencia de prensa el equipo de salud esa es la cifra, nosotros no escondemos cifras en la República de Panamá, y se han aumentado significativamente las pruebas, hemos pasado de alrededor de 300 pruebas en un momento dado a 3,200 pruebas y queremos llegar a 4,000”, dijo Cortizo durante su discurso en un acto en San Miguelito.

Cortizo expresó que el porcentaje de positividad podría bajar, si se concentra el 70% u 80% de las pruebas que se están haciendo en Panamá y Panamá Oeste, en otras provincias del interior con menos casos como Los Santos, Herrera o Coclé, “pero Panamá no quiere hacer eso”. (Telemetro Reporta)

Eso es precisamente lo que parece estar sucediendo hoy.

Hace 5 semanas se practicó la mayor cantidad de pruebas. Se hicieron 22,145 (3,164 diarias). Las 4 semanas siguientes se disminuyó la cantidad de pruebas a un promedio de 3,015 diarias, es decir menos de 150 diarias que la semana con más pruebas, para con ello reducir los casos positivos y presentar un Rt más bajo. Esta cantidad de pruebas estaban lejos de las 4 mil diarias prometidas por Cortizo y peor aún, de las 10 mil diarias prometidas por la ministra “consejera”, Eyra Ruiz.

Ayer, miércoles 19 de agosto, sorpresivamente, se anunció que se practicaron 5,843 un récord en pruebas para un día y solo hubo 964 casos para una positividad de 16.5. Toda vez que de esos 964 casos positivos, casi 800 (82%) se dieron en las provincias de Panamá, Panamá Oeste, Colón y Chiriquí, las provincias con mayor cantidad de casos y una positividad arriba de 30%, es de suponer que, aplicando un 30% de positividad en esas provincias (que en verdad es más), unas 2,663 pruebas se hicieron allí y 3,180, más de la mitad, en otras provincias donde se presenta un porcentaje menor de incidencia. Si ello es así, se estaría confirmando lo que Cortizo dijo que no se estaba haciendo para no maquillar las cifras. Se está cambiando la estrategia para seguir engañando al pueblo.

Esta semana, la 24, se inició este domingo con una positividad de 38.6%. El lunes 17 la positividad bajo a 27.4 % y el martes a 22%. El promedio de pruebas en esos 3 días fue de 2,736.3. Ayer en un solo día 5,843 para 16.5 de positividad.

¿Puede caer la positividad tan rápido?

Consideramos que no. Aquí unos ejemplos.

El 31 de marzo, España estaba en un 28,2%, una cifra «muy alta» según los epidemiólogos (Panamá está arriba del 33%). “Esto significaba que solo estábamos haciendo test a aquellos pacientes con síntomas claros y dejando sin prueba a todos aquellos con síntomas leves o asintomáticos. Es decir, que teníamos la epidemia totalmente descontrolada” (El Confidencial 12 de mayo de 2020). Eso es precisamente lo que ocurre hoy en Panamá. A diario nos llega información de personas con algunos síntomas a los que las instituciones públicas les niegan las pruebas, por lo cual deben acudir a los centros privados y pagar onerosas sumas por los test, resultando positivos, debiendo aislarse en sus casas, sin ningún tipo de asistencia de las autoridades.

En esa misma información se indicaba que no fue hasta el 7 de mayo, es decir, 37 días después que España logró bajar la positividad de 28.2% a 10.59. “A partir de esa cifra (que incluye todos los test realizados) la positividad varía según el método, en los test PCR es del 13,7% mientras que en los test rápidos es del 4,5%”.

“Los países que realizan test a todos los contactos estrechos susceptibles suelen obtener muchos más negativos que positivos. Australia, Nueva Zelanda o Corea del Sur tienen un 2% de tasa de positividad, Estados Unidos llegó a alcanzar el 20% hace tres semanas pero a base de test ha logrado bajar hasta un 8,4% este 10 de mayo, Canadá, un 5,78% según las últimas cifras, Dinamarca, un 3,21% de positividad” (El Confidencial).

Pero eso no es lo que está ocurriendo en Panamá. Salvo el día de ayer, el 15 de agosto y el 26 de julio se practicaron, según el MINSA, más de 4 mil test. Y esto tiene que ver con la trazabilidad, pues si no se hacen los testeos masivos en las comunidades con mayor contagio no se pueden aislar a los contagiados y por, ende, el virus se sigue propagando. En nuestro caso es más grave, toda vez que el área de mayor contagio, donde se concentra el 80% de los casos positivos, se dan en los 5 distritos más poblados del país (Colón, San Miguelito, ciudad capital, Arraiján y La Chorrera), donde se desarrolla el 80% de la actividad económica del país, viven más de 50% de todos los panameños, en unos 8 mil km2. No se necesita ser un sabio para comprender lo que supone la reapertura económica aquí, con el aumento de contagios, muertes y hospitalizados.

Cosas extrañas con la keratina

Con la keratina han sucedido otras cosas extrañas. El 18 de agosto, como todos los martes cuando el MINSA da sus conferencias de prensa para anunciar el Rt, se anunció la cifra más baja de contagios desde el 22 de junio, 598 casos, para un total, según el MINSA, de 82,790 casos acumulados. La cifra no cuadraba porque el total del día anterior, lunes 17 de agosto fue de 82,543. Al sumarse los 598 del martes suman 83,141 y no 82,790. Para cuadrar las cifras, tal como ocurrió cuando el aviso del Imperial College London, agencias como ECDC, Worldometers, Our World in Data, tuvieron que ajustar a solo 247 casos ese día y no los 598 anunciados por el MINSA. Si eso es así, quiere decir que la positividad fue de 9% y no de 22% como anunció el MINSA.

Pero ese día no fue solo esta incongruencia. FRENADESO demostró como se manipulan las cifras. Ese día las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí, Coclé y Comarca Ngabe Buglé, aparecieron con menos casos que el día anterior, el lunes 17 de agosto, algo imposible. Y la provincia de Panamá, donde se concentra más de la mitad de los casos de todo el país, solo registró 15 casos más que el día anterior, pero cuando sumas los casos por corregimientos con más de 10 ese día, aparecen 10 de los 26 corregimientos de Panamá sumando 135 casos y no 15 según el MINSA. No es la primera vez que esto ocurre.

Desde el día cero el equipo del MINSA, sus asesores y ahora el Consejo Consultivo Presidencial, se han caracterizado por sus inconsistencias, mentiras y engaños. Por ejemplo, el 3 de mayo, el MINSA habló solo de 107 casos de 1,195 pruebas practicada, es decir apenas un 9% de casos positivos. Sin explicación científica alguna volvimos al porcentaje inicial que tuvimos los primeros días de marzo. Para abril el promedio estaba en 21%. ¿Cómo sustentaron esa baja en el porcentaje? No hubo explicación alguna, como ahora. Esta es una clara señal de cómo se están manipulando las cifras. Tampoco hasta la fecha se nos ha dado explicación de los cientos o miles de pruebas vencidas o pérdidas, sobre las que hemos recibido varias denuncias. Al día siguiente, el 4 de mayo, el porcentaje se elevó a 17.3%.

Todo esto solo puede explicarse con una variación de la estrategia, como dijo Cortizo, para maquillar las cifras. Y para rematar, como otra cosa “rara”, el MINSA ha tumbado la página web donde aparecía su información diaria.

En medio de la angustia, del dolor y del luto de miles de hogares panameños, se lleva adelante una gigantesca campaña de desinformación y manipulación de la opinión pública. Esto es grave porque se juega con la salud y la vida de los panameños.

Esto requiere una investigación y una auditoría independiente al MINSA que compruebe lo siguiente:

1. ¿Cuántos casos de contagios tenemos realmente?

2. ¿Cuántos panameños han muerto en verdad?

3. ¿Cuántos fallecen en UCI, salas, casas y otros sitios?

4. ¿Cuántas pruebas se practican realmente y el número por provincias y corregimientos?

5. ¿Cuántas pruebas se perdieron o vencieron?

6. ¿Cuántos trabajadores de la salud están contagiados, han muerto y no se les ha pagado?

7. ¿Cuántos pacientes realmente están hospitalizados a nivel público y privado y en albergues (detalle de cada uno)?

8. ¿Por qué no hacen los testeos masivos?

9. ¿Qué trabajo comunitario se realiza para la trazabilidad?

10. ¿Cuántos promotores comunitarios existen?

Estas preguntas urgen respuestas. Estamos en uno de los peores o quizás el momento más crítico. Y aún así el gobierno genuflexo, siguiendo instrucciones de Trump, se niega a aceptar la ayuda de Cuba, potencia mundial de la salud que ya está desarrollando su propia vacuna.

Ya no existe confianza en las cifras que presenta el MINSA. ¡Basta de engaños!

Esta es una información delicada, pero creemos fundamental transmitirla pues se trata de salvar vidas y al pueblo se le está exponiendo a un crecimiento exponencial de muertos y enfermos que, combinado con el desempleo y la pobreza en aumento, nos presenta un futuro incierto y aterrador.

 

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