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Gilberto Cholo Guardia Fábrega in memoriam

En una coyuntura donde los panameños necesitamos más que nunca unir nuestras voluntades y esfuerzos para construir un mejor país, el legado extraordinario de Gilberto Guardia Fábrega (1930-2024) emerge como una luz que guía el presente y futuro de Panamá.
Porque la vida de Guardia Fábrega ejemplifica como pocas el significado de ejercer a plenitud el concepto de ciudadanía y amor por la Patria. Quien fuera el primer administrador panameño del Canal de Panamá entre 1990 y 1996, no solo fue un hombre de reconocidos logros profesionales y empresariales, sino también un ciudadano profundamente comprometido con los valores más elevados.
Durante los duros años de la Dictadura Militar, Guardia Fábrega no dudó en apoyar a aquellos que demandaban el retorno pleno de la democracia. Y lo hizo a riesgo propio e incluso desprendiéndose de recursos personales en favor de un Panamá donde se respetaran los derechos humanos.
En medio de las naturales divisiones y opiniones de la época, quienes acudían a él siempre encontraron un ejemplo inspirador en su honradez intelectual, mesura e impresionante capacidad de trabajo.
Gilberto Guardia Fábrega trabajó por y para Panamá. Su liderazgo durante un período crucial de la Transición del Canal hacia manos panameñas es una lección de patriotismo, ética y servicio público. Esa responsabilidad también fue crítica para vencer suspicacias y demostrarle al mundo que los panameños éramos perfectamente capaces de administrar la Vía Acuática.
Pero el ingeniero Gilberto Guardia Fábrega fue mucho más que un administrador exitoso: fue un ejemplo de integridad y responsabilidad en la administración del activo más importante del país. Bajo su liderazgo, el Canal no solo continuó operando con eficiencia, sino que sentó las bases para el desarrollo posterior de la exitosa administración del Canal 100% panameño que lideró su sucesor, el ingeniero Alberto Alemán Zubieta.
A pesar de que lo pudo reclamar y lo mereció, Guardia Fábrega fue un hombre que nunca buscó protagonismos, y de hecho supo dar un paso al costado y otorgar el espacio necesario a otros cuando las circunstancias se lo demandaron.
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) en 1996 reconoció en vida este gran legado otorgándole la más alta distinción que concede el gremio, la Orden Horacio Alfaro, a personas que, por su trayectoria, constituyen ejemplo para sus conciudadanos, panameños y extranjeros.
Con la muerte de Guardia Fábrega, Panamá ha perdido a uno de sus grandes ciudadanos.  Pero en un contexto donde a menudo la división, la estridencia y los intereses individuales parecen primar, su ejemplo nos muestra el camino a seguir. Nos invita a recordar que el desarrollo de Panamá depende de nuestra capacidad de trabajar juntos, de construir puentes en lugar de muros, y de poner siempre por delante el amor a la Patria.
Gilberto Guardia Fábrega es y será un ejemplo imperecedero de lo que significa ser un verdadero servidor y patriota. Desde la CCIAP, su legado nos inspira a seguir trabajando por un Panamá mejor, más unido y más fuerte.  ¡Descansa en Paz, y muchas gracias, Cholo Guardia!
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