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La batalla campal de “sálvese quien pueda”

Por: Joany De Gracia- Periodista
En lo que va del 2020 se han registrado cambios drásticos que han influido en nuestras vidas. Con la prohibición, en enero, del uso de bolsas plásticas con polietileno, nuestra rutina del ir al supermercado giró unos 180° pues nos costó incorporar la costumbre de llevar las bolsas reutilizables a todos lados.
Sin embargo, cuando pensamos que eso era todo, llegó la pandemia del COVID-19 y esa sí que ha girado nuestra vida a 360° porque ahora salir de casa implica armarnos como si fuéramos a la guerra. Además de llevar las bolsas reutilizables, debemos salir con mascarilla, gel alcoholado, alcohol, gorra, bandana y cuanto elemento y accesorio nos sirva para protegernos del enemigo invisible que hasta el día de hoy ha contagiado a 6,5 millones personas y han muerto más de 386 mil en todo el mundo.
A todos nos cuesta adaptarnos a esta nueva realidad, nos incomoda salir con una mascarilla con la que sentimos que nos asfixiamos y nos aterra sobremanera tener gente a nuestro alrededor.
Ir al supermercado actualmente supone hacer largas filas, mantener distancia unos de otros, desinfectarse los zapatos, las manos, tomarse la temperatura y una vez dentro elegir los productos lo más rápido que se puede, debido la incomodidad que produce la mascarilla y el temor de contagiarse.

A las extremas medidas en los supermercados y otros locales comerciales se suma la movilización a través del transporte público que de por sí, antes del virus, era deficiente. Tomarlo ahora es una batalla campal de “sálvese quien pueda”. Aunque las autoridades de tránsito y salud han establecido reglas en cuanto a la cantidad de pasajeros por unidad, hay transportistas y usuarios que lo incumplen, ignorando el alto nivel de contagio.

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