septiembre 7, 2024

Mamíferos detectados en las plantaciones de madera informan sobre prácticas forestales sostenibles

En la lucha por mitigar el cambio climático y la deforestación en los trópicos, las plantaciones madereras han surgido como una estrategia prometedora para restaurar tierras degradadas y conectar parches de bosque natural. A menudo, se trata de especies con valor comercial para los terratenientes pero que no son nativas de la región. Para evaluar en qué medida las plantaciones de árboles no nativos favorecen la presencia de vida silvestre en zonas con alto impacto humano, investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (MPI-AB), la Universidad de Wageningen y la Universidad de California – Davis estudiaron más de 200 hectáreas de plantaciones madereras en Panamá Central durante un año.

El equipo colocó cámaras trampa —cámaras con sensores de movimiento— en pequeñas plantaciones madereras de Panamá Central, la franja de tierra más estrecha del continente americano. Ubicada en Nuevo San Juan, Colón, dentro de la cuenca del Canal de Panamá, la zona de estudio tiene una mezcla de plantaciones madereras, asentamientos humanos, campos agrícolas y redes de carreteras. Esta región es crítica para mantener la conectividad dentro del Corredor Biológico Mesoamericano, facilitando el movimiento de mamíferos medianos y grandes como jaguares, pumas, gatos solos, tapires, osos hormigueros y pecaríes entre áreas de bosques protegidos más extensos, como el Parque Nacional Soberanía al oeste y el Parque Nacional Chagres al este.

Los investigadores querían averiguar si las especies de mamíferos terrestres, incluyendo las de interés para la conservación, utilizan las plantaciones madereras de la zona, bien como hábitats, bien como corredores para acceder a fragmentos de bosque natural. Además, querían saber si el tipo de madera sembrada tenía algún efecto sobre el uso de las plantaciones por los mamíferos.

Mientras trabajaba en STRI antes de iniciar su doctorado en el MPI-AB, el autor principal, Claudio Monteza, empezó a estudiar la zona con cámaras trampa para entender más sobre la biodiversidad en los bosques no protegidos.

“La mayor parte de los esfuerzos de conservación se enfocan en las zonas protegidas. Por ello nos interesaba conocer la situación de la fauna salvaje en los numerosos bosques no protegidos de Panamá”, explicó el científico panameño.

El equipo instaló cámaras trampa en cinco tipos de plantaciones madereras. Cuatro eran monocultivos de árboles maderables no nativos, como la teca, el cedro, la melina y la acacia; una era una mezcla de árboles nativos y no nativos. Las cámaras instaladas en 79 lugares recopilaron datos durante un año, lo que representó 3,165 días de grabación.

Los análisis de las imágenes revelaron que 16 especies de mamíferos terrestres, mayormente pequeños o medianos y nocturnos, frecuentan las plantaciones. Entre ellas se destacan el grisón mayor, el jaguarundi y el armadillo de cola desnuda, especies esquivas que raramente son avistadas incluso en bosques naturales. Curiosamente, no se detectaron mamíferos grandes de interés para la conservación. Estos hallazgos ofrecen una perspectiva única sobre la fauna en las plantaciones, sugiriendo su potencial como hábitat o corredores para mamíferos más pequeños.

Aunque los hallazgos no revelan si los animales utilizan las plantaciones como su hábitat o simplemente pasan por ellas, Monteza se sorprendió por lo que encontró.

“Claramente, estas plantaciones no cuentan con los recursos adecuados para sostener a grandes mamíferos”, afirma. “Recuerdo vívidamente cómo, durante un año de trabajo de campo, solo observé ñeques y gatos solos. Por lo tanto, fue alentador observar a 16 especies nativas de mamíferos utilizando esta tierra, a pesar de ser áreas impactadas por la actividad humana y alejadas de los bosques protegidos».

Sin embargo, no todas las plantaciones beneficiaban por igual a la fauna salvaje. Los monocultivos de teca, que constituyen hasta el 65% de las plantaciones madereras de Panamá, registraron la menor diversidad de especies en comparación con otros tipos de plantaciones.

Aunque las plantaciones madereras contribuyen de manera positiva, como corredores y refugios para mamíferos pequeños, sus limitaciones para sostener a grandes mamíferos de interés para la conservación destacan la importancia de restaurar los hábitats naturales para proteger la vida silvestre.

“Los tomadores de decisiones deben darse cuenta de que la reforestación con monocultivos de especies exóticas no contribuye necesariamente a la conservación de la fauna”, afirma Patrick Jansen, coautor del estudio, de la Universidad de Wageningen y STRI.

Sin embargo, el coautor de STRI, Jefferson Hall, considera que el vaso está medio lleno. Tomando en cuenta que estas plantaciones están entre un mar de personas, encontrarse pequeños mamíferos demuestra que pueden servir de zonas de amortiguamiento para corredores y áreas protegidas.

Los autores advierten que su estudio sólo ofrece un pantallazo de la biodiversidad presente en las plantaciones madereras de Panamá. Para evaluar completamente el valor de conservación de estas áreas, estudios futuros deberían analizar una mayor diversidad de plantaciones dentro de un paisaje más amplio. Para el equipo, estos resultados preliminares representan un primer paso hacia la comprensión del papel de las plantaciones madereras en sostener a la fauna nativa de Panamá.

“Estos resultados son fundamentales para las prácticas forestales sostenibles”, afirma Monteza. “Nos indican qué especies de árboles logran un equilibrio entre sostener la biodiversidad y beneficiar a los propietarios privados. Espero que los tomadores de decisiones consideren especialmente a los pequeños propietarios privados en sus planes de manejo”.

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