abril 19, 2024

Qué es el trastorno obsesivo compulsivo canino y cómo tratarlo

Los perros, al igual que las personas pueden sufrir TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). ¿Sorprendido? Pues es más común de lo que pensamos. Si los humanos afectados por estos trastornos pueden lavarse las manos un sinfín de veces al día por miedo a contagiarse de algún virus o comprobar de forma insistente si se han dejado el grifo abierto, la luz encendida o la puerta cerrada con llave, nuestros peludos pueden perseguirse la cola de forma anormal, estar ansiosos pensando solo en ir al parque para que les lancemos la pelota o chupar irrefrenablemente su juguete favorito y su propia piel. No, esto no es normal y si lo observas en tu mascota deberías llevarla al veterinario para que la examine.

Aunque es verdad que es inherente al comportamiento canino cierta tendencia a la repetición cuando estos movimientos, posturas o sonidos se ejecutan de forma insistente y con alto grado de “ritualización” hay que hablar de una estereotipia. Sin embargo, no todas las estereotipias desembocan en TOC.

En ocasiones las estereotipias aparecen solo de forma temporal, como resultado de un momento de estrés o ansiedad puntual en el perro. En estos casos, suelen desaparecer en cuanto la situación estresante que las ha originado también se esfuma. Por el contrario, cuando se trata de trastorno obsesivo compulsivo, estas estereotipias suelen aparecer desde la etapa de cachorro o en los primeros años de la edad adulta del perro, se muestran de forma prolongada y se intensifican de forma progresiva. Algo que resulta muy peligroso ya que puede afectar gravemente a la salud del animal y en los casos más graves provocar una automutilación.

Los factores que pueden generar el trastorno obsesivo compulsivo en perros son muy variados, pero principalmente se desarrolla por traumas sufridos desde cachorros, malos hábitos de vida o también por herencia.

Cuanto antes se diagnostique el TOC será más sencillo evitar que las conductas repetitivas se conviertan en autodestructivas. Por lo tanto conviene que el cuidador o cuidadores estén atentos a los cambios de comportamiento del perro para detectar cualquier síntoma que pueda perjudicar su salud física y mental. Los más comunes son:

– Ladrar u olfatear de forma desmedida.

– Rascarse mucho.

– Lamerse en exceso.

– Morderse en exceso.

– Perseguirse o morderse la cola.

Pero cuidado, si las estereotipias no se diagnostican ni tratan a tiempo estos comportamientos repetitivos constantes podrían desembocar en problemas como la dermatitis acral por lamido (DAL), heridas y llagas (principalmente en las patas y en la cola), sangrado constante en las patas y en las colas (derivado del comportamiento de morder o lamer las llagas y heridas), alteraciones en la piel y en el pelaje, problemas alimenticios y problemas de comportamiento:.

Las estereotipias se manifiestan cuando el animal ya sufre un elevado trastorno emocional, por lo tanto, el tratamiento del TOC supone un proceso lento de recuperación para el perro en el que el cuidador tendrá que armarse de grandes dosis de paciencia y cariño.

La prevención es el mejor camino para evitar que una mascota desarrolle estereotipias y para que una vez recuperado no sufra recaídas. Por eso es importante ofrecerle al perro:

– Un ambiente saludable para que desarrolle su autoestima y confianza.

– Utilizar el refuerzo positivo en su educación.

– Nunca emplear la violencia física o emocional.

– Cuidar con esmero su alimentación, higiene y visitas periódicas al veterinario.

– Realizar ejercicio físico regularmente para evitar el estrés o aburrimiento.

– Socializar al perro desde pequeño.

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