mayo 1, 2024

Derrumbe en Miami «Oía los gritos de vecinos que pedían ayuda»:

Las tormentas dificultan el trabajo de los equipos de rescate que continúan buscando sobrevivientes entre los escombros del edificio que se derrumbó parcialmente el pasado jueves en Surfside, Florida.

Decenas de personas siguen sin ser localizadas, mientras el recuento de las víctimas mortales avanza con lentitud.

Cada día que pasa los familiares y amigos pierden un poco más la esperanza de encontrar a sus seres queridos con vida, aunque algunos confían en que se produzca un milagro.

Al mismo tiempo, sobrevivientes del colapso hablan de cómo lograron escapar del desastre.

Una de ellas es Susana Álvarez, de 62 años, que vivía en la 10ª planta del edificio Champlain Towers South.

Antes de nada, ¿cómo estás?

No estoy bien. Estoy muy, muy sensible. Todo lo que poseo estaba en ese apartamento, pero no me importa. Dejé a mi gata. Y eso, para mí, es lo peor y es lo único que quiero recuperar.

Estabas en el edificio cuando colapsó. ¿Nos puedes contar qué pasó?

Estaba en la cama y oí un temblor. La verdad es que no me preocupé. Pensé «oh, mañana en las noticias oiremos hablar sobre temblores en Florida». Pero ni siquiera había pasado un minuto cuando mi cama empezó a sacudirse como si estuviera en una atracción.

Quiero decir, la cama se agitaba. Las puertas del balcón se abrieron. Y sentí el trueno más largo que jamás escuché en mi vida. En ese punto, me levanté, cerré las puertas del balcón, no sé por qué, y agarré mi teléfono. No sé por qué, porque no agarré nada más. Y corrí y salí por la puerta.

Mi apartamento está en la parte frontal del edificio y está justo frente a los elevadores. No había elevadores, solo agujeros. Y había mucho humo que en realidad debe haber sido polvo.

Di la vuelta a la esquina y ahí es cuando vi que el edificio ya no estaba. No había nada ahí y la gente gritaba. Podía oírlos gritar. En ese punto me di la vuelta. Debían quedar dos apartamentos en mi planta y golpeé sus puertas. Salieron y les dije «tenemos que salir de aquí».

La salida de emergencias no se abría, pero vi gente en el otro lado y golpeé la puerta. La abrieron y corrí. Fui con los demás, simplemente corrí. Dejé la gata atrás, corrí. Y corrí y corrí. Bajamos las escaleras, que estaban llenas de escombros. Y entonces no sé dónde salimos, pero había autos que estaban llenos de rocas y materiales encima, estrellados.

Y había agua, mucha agua. Y no sé cómo escalamos por los escombros. Había dos hombres y un joven con nosotros que nos ayudaron. Había una señora mayor y nos ayudaron a sortear los escombros. Y cuando salimos, solo podía oír a personas gritando. Gritaban «ayuda, ayuda, ¡que alguien nos ayude!». Gritaban. Había personas vivas ahí.

Todo esto, por supuesto, en medio de la noche, está oscuro.

Sí, pero había luna llena, que empeoraba la situación. Había luz, pero era inquietante. Pensé en una bomba, es decir cuando vi que el edificio no estaba ya ahí, lo que pensé es que tenía que huir.

¿Dónde te alojas ahora?

Estoy cerca del edificio. No me quiero ir, no me iré. Me estoy alojando en la zona, tengo amigos en Surfside.

¿Y has vuelto al edificio? ¿Qué viste?

Sí, voy todos los días. No puedo entrar al edificio, por supuesto, pero me acerco todo lo que puedo. Y el edificio está cubierto de humo, por todas partes. Es tan emocional. Yo solo quiero recuperar a mi gata. Sé que suena tonto, pero eso es todo lo que quiero, mi gata.

No suena tonto. El nombre de tu gata es Mia, ¿cierto?

Sí, sí. Debería haber regresado por ella.

Pero sabes que si hubieras hecho eso, podrías haber perdido la vida.

Lo sé.

Hiciste lo único que podías hacer.

Solo pensaba en mí misma. Solo pensaba en salir.ç

Era una situación inimaginable. ¿Qué dicen los sobrevivientes, de qué hablan? ¿Qué piensas en este momento? ¿Has sido capaz de rehacerte y pensar en qué viene después?

Estaré bien. Tengo un buen trabajo, no estoy desamparada. Pero ahora mismo estoy sin casa. Sé que puedo recuperarme. Lo sé. La amabilidad de la gente ha sido extraordinaria.

Desde el hombre que me abrazó cuando salí a esa playa, estaba totalmente sola ahí y no tengo ni idea de quién era, hasta el guardia de seguridad del edificio vecino, el edificio de lujo, que salió, me agarró y me dijo «te vienes conmigo». Todos mis amigos me han estado dando maletas y ropa y cosas.

Las personas son buenas.

Lo son. Lo son. Durante momentos como este, son muy buenas.

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