abril 26, 2024

Pedro Castillo vs Keiko Fujimori: 3 diferencias y similitudes entre los candidatos que luchan por la presidencia de Perú

En medio de una fuerte polarización política en Perú, más de 25 millones de personas eligen este domingo quién será su próximo presidente entre dos candidatos que representan mundos radicalmente opuestos: Pedro Castillo y Keiko Fujimori.

Castillo, un maestro rural y líder sindicalista de izquierda, ha sido la gran sorpresa en estas elecciones, irrumpiendo en la escena política peruana al lograr la mayor cantidad de votos en la primera vuelta presidencial y, de paso, desconcertar a parte de la élite del país sudamericano.

Keiko Fujimori, en tanto, es una de las políticas más conocidas y polémicas de Perú.

Candidata presidencial por tercera vez, tiene un largo historial en cargos de poder: se ha desempeñado como primera dama (entre 1994 y 2000 de la mano de su padre, Alberto Fujimori, quien actualmente cumple una condena de 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos), ha sido congresista por Lima y es líder de Fuerza Popular, el partido derechista que representa al fujimorismo.

Pero ¿qué tanto se diferencian realmente ambos candidatos? Y ¿existe algún parecido entre ellos?

1. ¿De dónde provienen y a quiénes representan?

Pocas veces en la historia reciente de Perú se habían enfrentado dos candidatos presidenciales tan distintos.

Pedro Castillo es exrondero (miembro de las rondas campesinas, unas organizaciones comunales de defensa), profesor rural de enseñanza primaria desde 1995 —con un magíster en Psicología Educativa—, y un importante líder magisterial.

El candidato de Perú Libre, un partido que se define de izquierda marxista, adquirió notoriedad en 2017 al dirigir una huelga de profesores en varias regiones de Perú que se extendió por 75 días.

Castillo suele trasladarse montado arriba de un caballo y tiene su base de apoyo en las zonas rurales peruanas, a quienes conquista apelando a su origen humilde y a las grandes desigualdades que existen en Perú. Así, ha conseguido reunir el descontento de las clases más pobres, especialmente las del interior del país, históricamente olvidadas por el centralismo de la capital, Lima.

«No más pobres en un país rico», es una de las frases que suele repetir.

«Los electores más leales a Pedro Castillo buscan un cambio radical. Tomar el control de todo porque sienten que ha habido una serie de abusos con las personas más desfavorecidas», explica a BBC Mundo Alexandra Ames, jefa del Observatorio de Políticas Públicas de la Escuela de Gestión Pública en Universidad del Pacífico (PE).

La académica asegura también que sus votantes están principalmente «en el sur andino del país y en zonas mineras en donde hay niveles altos de pobreza».

Por el contrario, Keiko Fujimori tiene su gran apoyo en Lima, la capital peruana, y en las regiones del norte donde ha habido una mayor apertura a los mercados.

«La diferencia está muy marcada por territorios y por niveles socioeconómicos. Los niveles A y B (los más altos) tienen una gran inclinación hacia Keiko Fujimori y los niveles D y E muestran gran aceptación por Castillo», explica Ames.

Con 45 años, la candidata de Fuerza Popular ha intentado reunir a los votantes de las otras formaciones de derecha, especialmente de Avanza País y Renovación Popular, apelando a la «unidad» con el fin de evitar que Perú se convierta en «Cuba o Venezuela».

El apoyo empresarial es uno de los fuertes de Fujimori pues ha sido enfática en promover la inversión y el sistema de libre mercado.

Y a pesar de que la postulante a la presidencia cumplió dos veces prisión preventiva entre octubre de 2018 y mayo de 2020 —a causa de una investigación en curso por supuesto lavado de activos provenientes de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht para presuntamente financiar su campaña en 2011—, cuenta con un grupo leal de votantes.

«Los más leales a Keiko Fujimori pueden reconocer que hay un riesgo de corrupción, pero están dispuestos a aceptarlos con tal de tener un status quo que de alguna manera los ha permitido crecer o salir de la crisis de los 80″, dice Ames.

«Y no se trata solo de grupos poderosos, sino también de una clase media trabajadora que salió adelante sin ayuda del Estado y que por tanto, cree que la solución está en esforzarse más», agrega.

2. Modelo económico

Pero más allá del perfil político de ambas candidaturas, una de las diferencias más importantes está en sus propuestas respecto al modelo económico de Perú.

Pedro Castillo propone cambiar la actual economía social de mercado por una «economía popular con mercados», que considere un Estado «interventor, planificador, innovador, empresario y protector» que estimule la creación de riqueza y su redistribución.

Además, plantea la necesidad de renegociar el reparto de utilidades de las empresas extractivas trasnacionales, deslizando la posibilidad de nacionalizar ciertas empresas que «no acepten las nuevas condiciones». También ha propuesto aumentar el presupuesto para la educación del 3,5% al 10% del PIB, y el presupuesto para la agricultura junto a una nueva reforma agraria.

En la otra vereda está Fujimori, quien propone un plan de «Rescate 2021» para el «desarrollo de una verdadera economía social de mercado» que promueva «el trabajo formal, el desarrollo de emprendimientos, las asociaciones público-privadas y la inversión sostenible y socialmente responsable».

Así mismo, apela a simplificar la «forma y fondo» de la tributación con el objetivo de brindar facilidades para la creación de nuevas empresas. Para ella, el sistema no debe estar basado exclusivamente en la recaudación, sino en la formalización, enfocada en la micro y pequeña empresa.

3. ¿Cambio de Constitución?

Lo anterior se relaciona directamente con otra de las propuestas que ha llevado adelante Castillo: el cambio de Constitución.

Actualmente, en Perú rige una Carta Magna creada en 1993 bajo el gobierno de Alberto Fujimori. A pesar de haber sido reformada en varias ocasiones, su origen genera reticencia en algunos sectores de izquierda que han venido pidiendo su cambio hace varios años.

De esta manera, Castillo propone redactar una nueva Constitución mediante una Asamblea Constituyente con el fin de «recuperar la patria» y donde se «gesten los derechos fundamentales de la persona».

«Esta ha sido una bandera de la izquierda hace algunos años porque se asocia la Constitución del 93 con el autoritarismo de Fujimori de la misma manera que se hace en Chile con la Constitución de Augusto Pinochet«, explica Meléndez.

Por el contrario, la carta presidencial de derecha defiende la actual Carta Magna creada por su padre pues, dice, generó «paz y prosperidad».

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